Ley de vida...
Han sido días muy intensos, días de reencuentros y juntanzas, hacía mucho tiempo que no estábamos todos juntos, mi familia, mis hijos, me ha sabído a tan poco...que cuando me dió por pensar que al día siguiente cada uno volveríamos a nuestras vidas, a la rutina del día a día... se me puso un nudo en la garganta que hizo que empezara a llorar desconsoladamente, porque yo lo único que pensaba en esos momentos era, que quería tener a mi gente siempre a mi lado, a mis padres, mis hermanos, mis sobrinos... pero sobre todo a mis hijos, quería que volvieran a ser pequeños para tenerlos conmigo, abrazarlos y besarlos cada vez que quisiera, ver a mi nietita me recordó cuando ellos eran pequeños y los tenía pegados a mi todo el día, sus caritas, su dulzura, sus dibujitos y sus primeros garabatos con un te quiero mamá...sus travesuras... y contemplarlos en la noche cuando dormían plácidamente, con esa sonrisa que sólo la dá la inocencia de un niño...
Y llegó el gran día...el bautizo de Daniela, donde a pesar de llover a mares, fué una ceremonia preciosa. a la antigua, sin misa pero muy emotiva, se portó de maravilla y fué cómo no...la gran protagonista, la reina de la casa, un día inolvidable en todos los sentidos...y luego llegó el momento duro del día, las despedidas...y el dolor de nuevo de tener que volver a separarme de la gente que más quiero...vine llorando horas, pero así es la vida...sigue adelante y de nuevo hay que cambiar el chip, respirar hondo... muy hondo y admitir que cada uno tenemos que seguir nuestro camino y que es ley de vida, que nuestros hijos tienen que seguir el suyo como yo lo hice con 18 años, ahora me doy cuenta de cuánto tuvieron que sufrir mis padres, , puffffffff, mejor no sigo que de un momento a otro me va a dar la llorera de nuevo...
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