El mundo es un pañuelo

   Hoy hablando de que el mundo es un pañuelo me he acordado de una vez hace ya muchos años(ya tantos que ni los cuento jijiji) siendo yo adolescente, tube un noviete que ademàs era vecino de la calle de atràs, al final cosas de la juventud, lo dejamos y le sentò tan mal tan mal, que me juró que nunca jamàs lo íba a ver y cumpliò su promesa, pero no contò con la casualidad...pasaron unos 3 años y ni en foto. Yo por aquel entonces íba mucho por Madrid a visitar a mis tios y primos y fìjate tu por dónde que un día de diario, hora punta y en el metro,(anda que no hay gente ni nà...) justo se abren las puertas y yo saliendo y él entrando nos chocamos de frente, él muy mono vestido de militar y con el petate y sin saber ni qué decir ninguno de los dos, se nos quedò una cara que pa què, pero cada uno siguió su camino, yo escaleras arriba y él bajo el suelo de Madrid..

  Esa fué una de las veces que dije lo dije, otra... a ver còmo lo cuento, èsto les pasó a alguien muy muy conocìdos mìos con alguien màs conocìdo mìo todavìa, tanto tanto que entre ellos son familia y a mì tambièn me tocan algo, bueno uno tocaba màs que los otros, yo me entiendo jijijii.

   Fueron de viaje y estando en una terraza tomando algo les atendiò un camarero muy agradable y como les viò acento gallego comenzò a decirles que habìa estado trabajando allì  un chico gallego muy buena gente y que su novia también era muy maja, que hacìan una pareja muy mona...les dijo de dònde era y en fìn... pa què dar màs detalles, era familia, hasta ahì todo bien si no fuera por un pequeñìsimo detalle sin importancia, que el chico tan-buena-gente, estaba casado y con hijos y no era precisamente con la pelandusca-chica-maja con la que estaba, resumiendo, que yo sè de una que no sabìa por què tenìa los marcos de las puertas tan rayados y a veces le costaba tanto entrar de frente por la puerta, ainssssssssss, si es que lo dicho el mundo es un pañuelo...

 

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